Es común que se piense que la corrupción en México y en otros países del subdesarrollo es la única que alienta y protege la circulación de drogas de Los Andes al Río Bravo. También es común que se crea que la traición de los hombres entrenados por el Estado es una enfermedad propia de colombianos, afganos y mexicanos; como Los Zetas, el sangriento cártel fundado por desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército mexicano, antes entrenados por Estados Unidos, al igual que el Talibán.
Pero el caso de Hunter, un militar al frente de una tropa de mercenarios repartida por el mundo (América, África, Asia y Europa) muestra que no es así.
La siguiente es la historia de un veterano de las guerras de Irak, Afganistán y Los Balcanes que comandó un escuadrón multinacional al servicio de Dios y del diablo: que estuvo en causas nacionales, pero además en las de empresarios de la industria global de las drogas.
Es fácil entender, a partir de este texto, por qué Hunter era llamado “Rambo”, y cuán lejos están los gobiernos de ganar la Guerra contra las Drogas…
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Ciudad de México, 17 de septiembre (SinEmbargo).– El paraíso se llama Phuket y está en Tailandia.
Phuket es la mayor de las islas de ese país del sudeste asiático y una acuarela desbordada de su tela con montañas verdes, playas blancas, aguas turquesa y atardeceres rosados por los que se aparecen, de vez en cuando, monjes budistas con sus túnicas naranjas.
Con evidentes kilos de más en la cintura, Joseph Manuel Hunter disfrutaba el 25 de septiembre de 2013 un día de golf en el Country Club de Phuket, “el primero y más fino” en la isla, según la publicidad del propio campo.
Veterano de cuanta guerra haya declarado Estados Unidos durante los últimos 30 años, Rambo, como también se le conoce y tal vez como mejor se le describía, lucía sudoroso dentro de su playera gris con la imagen de Homero Simpson recostado y dormido en calzoncillos. Con 48 años de edad, calvo excepto por las sienes y la nuca que llevaba rasuradas, con la barba crecida de tres días, Hunter podría ser bromeado con que encarnaba a la perfección al tipo que lucía sobre su abultada barriga.
Pero quizá sería mala idea bromear con Hunter.
El estadunidense, en ese momento con 48 años de edad, viajaba alrededor del mundo como asesino por contrato y, si estaba en el paraíso, es porque dónde sino en el cielo es que un diablo puede estar bien oculto.
En su anterior vida, entre 1983 y 2004, sirvió como sargento de primera clase en el ejército de Estados Unidos. Mientras perteneció a la milicia [regular] de su país, comandó asaltos aéreos, dirigió escuadrones de fuerzas especiales aerotransportadas, fungió como instructor de francotiradores e instruyó operaciones tácticas.
Un verdadero hombre de guerra.
Si Hunter se internó en el narcotráfico mundial durante o después de su pertenencia a la fuerzas armadas más poderosas del mundo es algo que no queda claro en los documentos, pero sí que a los pocos años ya estaba identificado por las agencias estadunidenses, concretamente la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) como un hombre involucrado en actividades criminales trasnacionales que incluían tráfico de drogas, de armas, de químicos, de arreglo de asesinatos y acercamientos con “naciones dudosas”.
Hunter había participado en negocios con colombianos en el pasado y antes había introducido una cantidad no estimada de cocaína a Estados Unidos. Si se quiere pensar en la agenda de un narcotraficante con largo alcance sólo se debe revisar con quiénes hacía negocios Joseph Manuel Hunter.
En cuestión de días podía organizar un equipo de gatilleros entrenados en Europa Occidental, Central u Oriental o en América. A juzgar por el expediente, Hunter se paseaba por Asia como en casa y poseía conexiones de inestimable valor en Tailandia, Filipinas y China, una de las regiones del mundo con más organizaciones criminales.
Asia y más concretamente el sureste asiático se ha convertido en la primera zona productora de drogas emparentadas con las anfetaminas y de los precursores químicos para producirlas. Como ejemplo de este alcance se puede decir que la mayor incautación de dinero al crimen organizado reportada en la historia fue al empresario de origen chino Zhenli Ye Gon, a quien le requisaron 205 millones de dólares obtenidos, según la justicia mexicana, por importar sustancias convertibles en metanfetaminas.
Uno de sus contactos más interesantes de Hunter, según las autoridades de Estados Unidos, era el chino Ye Tiong Tan Lim, quien encabezaba una mafia asentada en Hong Kong poseedora de la excepcional capacidad de producir metanfetaminas en el país más hermético del planeta, Corea del Norte, y de ahí sacarlo –algo notable si se atiende a que difícilmente algo siquiera legal pueda salir de ese lugar– al resto del mundo.
¿Qué tan buena es la metanfetamina norcoreana? Los análisis practicados revelarían una pureza superior a 99 por ciento, lo que dejaría perplejo al mismo Walter White o Heisenberg (Bryan Cranston), el químico de la serie dramática Breaking Bad [Vince Gilligan, 2008] que lograba una inusitada calidad de 97 por ciento y un color vidriado tan hermoso y azul como los zafiros.
Hunter participó en el tráfico de 100 kilos de cristal producido en Corea del Norte, donde según la prensa de la región existe una epidemia de consumo de la droga sintética en asociación con la idea de productividad.
En el caso del contrabando apoyado por Hunter, el químico fue enviado, primero, a Filipinas, donde existía un almacén con una tonelada lista para salir al mercado, y luego a Tailandia, de donde salieron los 100 kilos convenidos en barco a Estados Unidos, cuyo mercado de drogas sintéticas de tipo anfetamínico es suplido fundamentalmente por los cárteles mexicanos.
¿Son mucho o poco 100 kilos de metanfetaminas? Cuando se habla de drogas y dinero el asunto siempre depende de la perspectiva. Si bien no existen datos precisos del valor de la droga en Corea del Norte, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha estimado que la sustancia alcanza precios máximos al mayoreo en la vecina Corea del Sur fue de 235 mil 270 dólares.
Dos kilos del cristal a valores de ese país del sureste asiático equivalen a 6 millones 117 mil pesos. Al otro lado del mundo, en el municipio de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, el más pobre de México, tiene un presupuesto aprobado de 6 millones 10 mil pesos para este 2014.
TROPA DE ÉLITE
En enero de 2013, Hunter estableció contacto con dos narcotraficantes colombianos.
Los latinos estaban interesados en contratar un equipo de seguridad altamente especializado, algo en lo que Hunter era especialista y mostró los currículos de otros veteranos de guerra con quienes propuso integrar el cuerpo de vigilancia.
A principios de marzo de 2013, Hunter convocó al equipo:
- Timothy Vamvakias, Tay, sargento retirado del ejército de Estados Unidos al que perteneció activamente entre 1991 y 1994 y de 1999 a 2004. Durante su primera alta fue soldado de infantería en Corea del Sur y, al final de su segundo periodo, sirvió como policía militar en Puerto Rico.
- Dennis Gogel, Nico, cabo alemán entre 2007 y 2010. Destacado francotirador nacido en Alemania desplegado en Kosovo.
- Slawomir Soborski, Gerald, polaco con dos estancias en la armada de su país, la primera entre 1998 y 2002 y la segunda entre 2003 y 2011. Francotirador integrado a un grupo de élite contraterrorista. Luego de causar baja trabajó como contratista en Irak, Afganistán y Haití, entre otros países.
- Michael Filter, Paul, alemán alistado en las fuerzas armadas de su país entre 2006 y 2009 donde fue entrenado como francotirador. En 2009, fue desplegado en Afganistán y luego trabajó en agencias privadas de seguridad.
La maquinaria estaba completa con sujetos de origen británico, chinos y filipinos. Los ingleses también tenían pasado militar, mientras que los orientales funcionaban como traficantes o facilitadores del traslado de drogas.
Todavía en Tailandia, el 8 de marzo, Hunter se reencontró con los mafiosos colombianos. Hablaron de drogas y su custodia en grandes cargamentos y, pronto, llevaron la conversación hacia un tema que interesaba especialmente a Hunter.
–Pueden esperar mucha droga yendo y viniendo… miles de kilos –habló uno de los narcotraficantes–. Y habrá trabajos extra –en referencia a asesinatos por contrato.
–He discutido con parte del equipo sobre los trabajos extra y quieren hacer tantos trabajos extra como sea posible. Yo mismo los he hecho antes –repuso Hunter.
Horas después, Hunter se encontró con Gogel, Filter y Soborski.
–Trabajarán para un cártel colombiano y pueden esperar ver toneladas de cocaína y millones de dólares. Si quieren, tendrán la oportunidad de participar en los trabajos extra. Asesinatos –Hunter se dejó de eufemismos.
Gogel, Filter y Soborski parecían reaccionar a la palabra como el corredor de 100 metros planos al disparo en la línea de salida.
–La mayoría del trabajo extra está cerca –Hunter sabía hacia donde llevar la charla–. Porque en las ciudades… no consigues oportunidades de alto rango.
El ánimo de los hombres estaba en su punto.
–Ya lo he hecho antes. Una ocasión arreglé el asesinato de dos mujeres agentes de bienes raíces. Ellos –en referencia a los sicarios– fueron a la casa de una. Le dispararon, ni siquiera se metieron. Le dispararon en la puerta y la dejaron ahí. Pero estaba lloviendo ese día, así que no había gente alrededor. Lo hicieron perfecto, sin problemas. Luego tengo dos chicos, otros dos chicos, que querían trabajo extra. Ellos hicieron el trabajo, pero lo hicieron de forma descuidada y los despedí. Los mandé de regreso a casa.
Los soldados europeos asintieron. Estaban listos para conocer a los colombianos y ese mismo día se encontraron con ellos. No hubo mayores rodeos y los contratistas convinieron que Gogel, Filter y Soborski vigilarían el curso de un barco mercantil que, se entiende en el contexto de las negociaciones, transportaría una remesa de droga.
Hunter entró en detalles:
–El trabajo implica contra vigilancia para determinar si la policía sabe del barco que atracará en Islas Mauricio [un país insular al suroeste del Océano Índico, a un lado de Madagascar] –y ofreció detalles del seguimiento que los hombres de armas habrían de hacer.
El 21 de Marzo de 2013 y durante los siguientes días, Gogel, Filter y Soborski custodiaron el barco. En medio de la misión, el 24 de marzo, Hunter envió un correo electrónico en que detalló el avance positivo de la operación a los narcotraficantes.
“Los chicos continúan observando el barco”, escribió Hunter. “Y aún no ha habido detección de alguna otra vigilancia”.
El 28 de marzo, luego de la conclusión exitosa del contrabando, Hunter dirigió otro mensaje, esta vez con una foto adjunta del bote seguido. De inmediato inició conversaciones para un siguiente trabajo y se comunicó con sus muchachos para que estuvieran preparados.
***
El 10 de abril de 2013, Gogel, Filter y Soborski viajaron nuevamente a Islas Mauricio para encontrarse con los sudamericanos.
Durante la reunión, los contrabandistas pidieron a los soldados que les sirvieran como guardaespaldas durante unas negociones de drogas y realizar contra vigilancia a propósito de un trato de armas.
Durante el 11 y el 13 de abril de 2013, los hombres de Rambo vigilaron los encuentros de sus contratistas quienes discutieron la distribución de narcóticos a Estados Unidos.
Los colombianos hablaban con una organización de Europa del Este que durante 2012 había logrado el desplazamiento de más de 200 kilos de cocaína, una cantidad que pueda parecer menor en el contexto latinoamericano donde las incautaciones se pesan en toneladas, pero en el mercado europeo quien tiene la capacidad de operar cientos de kilos mueve millones de dólares. Por poner un ejemplo, un kilo de polvo andino con 75 por ciento de pureza al mayoreo se cotiza en unos 80 mil dólares en el Reino Unido.
Europeos y latinoamericanos alcanzaron un acuerdo y los soldados de élite continuaron con la toma de fotografías y seguimiento de la vigilancia colocada por la contraparte de los sudamericanos en el asunto de armas.
Continuaban en África. Ese mismo día, 13 de abril de 2013, la tropa de élite reportó sus observaciones que Hunter redactó en un correo con diapositivas del trabajo de vigilancia hecho por sus hombres y observaciones de los errores que habían detectado en la seguridad de los vendedores de armas.
La relación entre narcos y paramilitares parecía consolidada.
AMÉRICA: EL PARAÍSO II
En mayo de 2013, Rambo escribió un correo electrónico:
“Todos están listos para partir, sólo están esperando instrucciones. Ellos realmente quieren un trabajo extra después de esta misión, si está disponible”, urgió a los colombianos a sacar provecho de la relación con los hombres de la guerra.
El 18 de ese mes 2013, Hunter, Vamvakias y los narcos se reunieron en Tailandia. Esta vez los colombianos acudieron a la cita con un tercer acompañante, presentado como otro miembro de la organización de tráfico de drogas.
–Estuve en el ejército con Vamvakias –dijo Hunter para subrayar la confianza que tenía por el veterano de guerra a su lado, estadunidense como él. –Acerca del trabajo extra, Vamvakias conoce el juego.
–Puedo manejarlo –se aprestó Vamvakias.
Al poco tiempo de que Gogel y Soborski se unieron al encuentro, uno de los colombianos explicó que la siguiente asistencia les sería requerida en Las Bahamas, la isla caribeña al norte de Cuba y justo al este de Florida.
–Un gran cargamento será transportado a través de Las Bahamas. Hay un trabajo extra en el horizonte, porque hay una “fuga” dentro de la organización –el traficante se acercaba al camino que en verdad interesaba a los paramilitares y, al poco tiempo, ocurrió la propuesta.
Vía correo electrónico, los colombianos revelaron a Hunter de la existencia de un agente de la DEA que resultaba demasiado incómodo para la operación del cártel. El objetivo era doble: además del policía debía morir un capitán de barco que proveía de información a las agencias norteamericanas.
El 30 de mayo de 2013, el sargento retirado respondió por la misma vía:
“Mis chicos se ocuparán de ello… ¿Estás hablando de ambos, el capitán y el agente, o sólo el capitán?”, se cercioró y, tras las réplica en que se aclaraba el interés de asesinar a ambas personas, el cazador se dijo listo: “Ellos se ocuparán de ambos trabajos. Sólo necesitan buenas herramientas”.
***
En junio de 2013, de ninguna manera Vamvakias podía envidiar a Hunter en Phuket. El segundo sargento retirado en el equipo atravesaba una temporada en Bahamas, en El Caribe, mar y calor que no le debían resultar extraños luego de su residencia militar en Puerto Rico.
Vamvakias estaba apostado en el archipiélago dirigiendo la custodia de un avión cargado de cocaína, hecho que aclara que si bien menguada, sigue vigente la ruta de las drogas sudamericanas a través de El Caribe.
Para este momento, Hunter ya acordaba directamente con el tercer narcotraficante en la trama. Por vía electrónica, el 24 de junio, le pidió: “Habla con Tay [Vamvakias], él es un líder de misión”.
Al día siguiente, Vamvakias, Gogel, Filter, Soborski y el tercer colombiano se reunieron en un hotel de Bahamas.
–Vigilarán un avión con 300 kilos de cocaína que serán enviados a Nueva York –explicó el narcotraficante y les proporcionó el número de cola del aeroplano. –Tienen que saber que esta aeronave tiene registro de Estados Unidos.
Así se hizo y, una hora después de que el avión despegó, Hunter envió un mail con tono festivo a sus contratistas: “Misión completa”. También escribió a Vamvakias: “Averigua sobre la siguiente misión del equipo y haz que a Niko [Gogel] se le informe sobre el extra (trabajo)”.
Vamvakias y Gogel entregaron al tercer colombiano un dispositivo USB con las fotografías tomadas durante la vigilancia del cargamento del aeroplano.
–El trabajo es asesinar un agente de la DEA y a una fuente de la DEA –dijo el hombre latino. –Serán ubicados en un país de África en un futuro próximo.
Vamvakias y Gogel ofrecieron ideas y esbozaron planes acerca de cómo perpetrar los asesinatos. Parecían entusiasmados, en su elemento. Hablaban de disparar metralletas. Cavilaban si una granada sería lo mejor. Sugirieron utilizar cianuro.
–Necesitamos máscaras y armas apropiadas –pidió Gogel en referencia a unas cubiertas de látex para el rostro sumamente sofisticadas que modifican el aspecto racial de quien las utiliza.
–Creo que ya tenemos dos máscaras –sugirió Vamvakias.
– ¿No podríamos ponerlo –propuso Gogel al narcotraficante–, tal vez tú le dices que vaya ahí y sólo lo matamos?
–Estaba pensando… Si matamos al agente primero, probablemente sería mejor que matar al soplón primero –consideró Vamvakias.
Filter y Soborski se unieron.
– ¿Tienen silenciadores para rifles? –averiguó Vamvakias. –Mi único problema con el 5.56 [un calibre de munición para fusil automático]…es el ruido.
Horas después, Vamvakias envió un mensaje a Hunter avisando que ya había sido informado sobre los asesinados requeridos. Vamvakias indicó que mientras el colombiano había sugerido que todos –Vamvakias, Gogel, Filter y Soborski– habrían de participar en los asesinatos, no todos los hombres estaban a la altura de esta tarea.
“Nuestros otros dos no serán capaces de manejar este extra hermano”.
ASIA: EL PARAÍSO CALIENTE
El 6 de Julio de 2013, Rambo proveyó la “lista de artículos necesarios para el trabajo: dos sub metralletas con silenciadores Mac10, MP5, P90, MP7 [subfusiles o pistolas ametralladoras similares al UZI israelí], “algo pequeño”; dos pistolas .22 con silenciadores “estas son obligatorias”, un rifle .308 con alcance y estuche, dos chalecos nivel 3A”.
Más de un mes después, el 15 de Agosto de 2013, Hunter, Gogel y Vamvakias se dirigieron a un hotel en Tailandia para reunirse con el tercer colombiano, quien ya estaba a cargo de toda la situación. Algo olieron los mercenarios que Hunter ordenó a Gogel registrar al mafioso en busca de dispositivos de grabación, pero no encontró nada.
Gogel acordó reunirse con el vendedor de drogas al día siguiente para la entrega de las máscaras y adelantar su contrabando al país en África en que se realizaría la doble ejecución y que ya estaba definido: Liberia, uno de los puntos de África Occidental de arribo de coca proveniente de Brasil o Venezuela.
Hunter, Vamvakias y Gogel revisaron las fotografías de vigilancia tomadas a los objetivos del contrato y se fijó el pago de 800 mil dólares para todo el equipo. Los asesinos materiales serían Vamvakias y Gogel. Rambo tendría un bono de 100 mil dólares por dirigir a los combatientes.
–Creo que las dos armas más grandes que necesitamos, dos por pieza, serían la MP7 con supresión y dos .22 con supresión de ruido –opinó Vamvakias. –Tal vez nos tendremos que acercar a ellos. Sabes a lo que me refiero, para asegurarnos de que este hecho.
–De un .308… –apuntó Gogel en referencia a un cartucho de fusil Winchester– El asunto con el .308 es que es muy jodidamente escandaloso.
–No puedes suprimir un .308 –coincidió Vamvakias –. ¿Sabes? Si usamos las armas con sistema de supresión será más sencillo entrar, eliminar al objetivo y salir sin ser escuchados. El punto de tener la .22 es terminar el trabajo o, si hay un mal funcionamiento con mi arma primaria, esa es mi secundaria. ¿Sabes? Tenemos que hacer esto, hacerlo duro, hacerlo rápido, asegurarnos que esté hecho y largarnos al carajo de ahí. Eso es todo lo que hay que hacer.
–Tengo buenos contactos para obtener las armas requeridas –comentó el colombiano.
–Sería increíble si podemos obtener las MP7. Eso garantizará que caerá lo que sea que se meta en esa zona de matanza –alardeó Vamvakias.
– ¿Cómo obtenemos el equipo? –preguntó Gogel en referencia de las armas. – ¿Nos encontramos con alguien ahí o alguien viene al hotel?
–Él les entregará “las bolsas” –se limitó a decir el traficante.
– ¿Nos proveerán de autos y motocicletas? –intervino Hunter.
–Sí.
–Así que vas a tener los vehículos, vas a tener las herramientas armas y vas a encargarte de las máscaras para nosotros –resumió el jefe de los mercenarios y discutieron la posibilidad de entrar a Liberia sin la necesidad de sellar sus pasaportes.
–Para escapar… –propuso Vamvakias– el mejor método sería que nos ayudaras a salir en un pequeño avión privado.
–El equipo presupuestó dos semanas, dos semanas una vez que estén ahí –Rambo se esmeró en garantizar el resultado.
–Dos semanas en total. Tendríamos dos semanas para vigilancia y dos semanas para hacer que suceda –repitió Vamvakias.
–Sobre la recuperación de equipo, ¿quieres las cosas de regreso o son desechables? –Hunter buscaba todos los cabos sujetos. –Lo que creo que ocurrirá es que las van a poner en un lugar predeterminado y puedes tener a alguien que las recoja… Verás, yendo de la zona del asesinato a donde sea, por supuesto que van a querer deshacerse de lo que sea.
–Me hace feliz, me alegra que tú seas parte del asunto de la extracción –Vamvakias se dirigió al colombiano… –Ese es el mayor dolor de cabeza. El trabajo no es el dolor de cabeza, sino entrar y salir.
Al día siguiente, Gogel se encontró con el narco colombiano en un hotel. Había buenas noticias. Las armas requeridas estarían disponibles, lo que entusiasmó al francotirador alemán. Si las víctimas estaban cubiertas con chaleco blindado, la MP7 lograría atravesarlo.
– Incluso podría verse como un mal robo o algo así –fue más lejos. –Normalmente, yo era contratado justo para hacer estos trabajos, ¿sabes?, sólo para hacer estas cosas extra. En serio, cualquier cosa que venga así sólo avísenme y me ocuparé de ello. Es divertido, de hecho para mi es divertido, amo este trabajo –se ufanó Gogel.
Soldados alemanes, mucha adrenalina y drogas no son una mezcla nueva. El ejército nazi participó en el desarrollo de las metanfetaminas que luego produjo masivamente para sus soldados y así tenerlos despiertos y excitados. Al cristal se le llamó entonces “Panzer Schokolade” o “chocolate de tanque de guerra”.
ASIA: EL PARAÍSO PERDIDO
A fines de agosto de ese año, Gogel envió un mensaje electrónico al tercer colombiano en que adjuntó imágenes de su pasaporte y del documento de Vamvakias.
Hunter imprimió las visas de sus socios y los boletos fueron adquiridos. El 25 de septiembre de 2013, Gogel y Vamvakias arribaron a Liberia para cometer los asesinatos contratados.
Pero lo que ocurrió no fue el asesinato del agente y su soplón, sino en el arresto de los francotiradores y de todos los demás veteranos.
Slawomir Soborski, el polaco, y Michael Filter, el otro alemán, fueron arrestados en Estonia y enviados a Estados Unidos para ser juzgados, como el resto, por cargos de narcotráfico y conspiración para asesinar al agente de la DEA.
Cada encuentro y cada conversación fueron grabados en video. Mientras los alemanes y el polaco fotografiaban el supuesto contraespionaje que se tendía sobre sus “contratistas” sudamericanos, ellos mismos estaban bajo la lente. Cada vez que los soldados se decían ansiosos por matar a alguien, su voz quedó registrada. Cada correo electrónico que Hunter envió, fue abierto en una computadora de la DEA.
Los dos primeros “narcotraficantes” colombianos eran informantes, quizá ex traficantes en busca de reducir su condena y el tercero, a quien los anteriores presentaron en la reunión de mayo en Tailandia, era un agente especial de la DEA, justo el tipo de personas a las que habrían de asesinar.
¿Utilizaron drogas reales en la operación? Los documentos no lo refieren, pero existen antecedentes documentados de la utilización de cocaína y de cuentas bancarias para el lavado de dinero en operaciones encubiertas. Algo más: los mercenarios dijeron haber visto el cargamento de coca dentro del avión en Bahamas.
El 25 de septiembre de 2013, el jefe de la misión vistió bermudas gris oscuro deslavado y una playera gris claro con Homero Simpson tendido, babeando sobre su barriga.
Salió a jugar golf en el paraíso y, en un recoveco del exclusivo Country Club Phuket, “el más fino”, fue detenido un hombre de apellido Hunter y apodo Rambo, un hombre que, en teoría, no conoce el miedo.
¿O sí?
El fiscal de Nueva York que lo entrevistó apenas regresó a Estados Unidos dijo de él: “Estuvo cerca de lloriquear, sus labios temblaban”. *